De
Melide a Santiago siguen las subidas y bajadas sucesivas.
Todo
el mundo quiere hacer el Camino, está de moda, es un objeto más de
consumo, para ello se hecha mano a todos los artificios posibles, por
ejemplo transportar las mochilas para que no sean un impedimento. Hay
quien se apunta sin tener ni idea de que va la cosa, por ejemplo la
señora de la foto que va con calzado totalmente inadecuado.
Iglesia Parroquial de Lavacolla |
En
Lavacolla (¿ya sabéis por que se llama así, no?) fotografío su
Iglesia Parroquial y tengo un sentido recuerdo para mi primo Fortu,
con el que hice mi primer Camino.
A
la entrada de Santiago me vuelvo a liar (“¡es que eres “mu”
torpe, pero que “mu” torpe!”, que diría una que yo sé) y me
mandan con los de a pie al Monte del Gozo, aunque no estoy para
muchos gozos que digamos.
Ya
en el casco antiguo, con el rucio de la mano por ser zona peatonal,
atestado como siempre por multitud de turistas y peregrinos, recorro
las calles que ya me son familiares hasta llegar a la Plaza del
Obradoiro, que siempre causa una grata impresión por muchas veces
que se venga.
En
otras ocasiones he puesto infinidad de fotos de Santiago, en esta
ocasión solo esta, de la fachada posterior de la Catedral.
Me
dirijo lo antes posible por el tema de la reserva, a Mundoalbergue en
la C/ San Clemente 26 muy cerquita de la Catedral. Me asignan un
habitación muy pequeña en la planta baja pero en la que estoy solo.
Después de asearme y descansar voy a darme un homenaje como me
merezco, en una pulpería que ya conozco al comienzo de la Rúa de
Concheiros. Mañana será otro día.
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