martes, 4 de agosto de 2015

CAMINO PRIMITIVO.- DÍA 6.- SÁBADO 18 DE JULIO 2015 (SAN FEDERICO).- CASTRO – CÁDAVO.- 55 KM.

Cuando me despierto no me encuentro nada bien, noto que me duele la garganta y creo que tengo algo de fiebre. La causa puede ser, la cerveza fría de Grandas de Salime o que me quedé frío al llegar a Castro, o las dos. Me tomo una pastilla de paracetamol y otra de acetil-cisteina que siempre llevo en previsión.



La mañana está fría y brumosa y no nos apetece nada ponernos en marcha, creo que mi rucio se ha contagiado de mis pocas ganas, pero le convenzo para continuar si queremos acabar el Camino que nos hemos propuesto.
      
Hermoso ejemplar de llex aquifolium.


Desde la misma salida a la carretera es todo subida hasta el Alto del Acebo, llamado así por los ejemplares de este arbusto que aquí son verdaderos árboles. Pero no solo es El Acebo, también están los altos de Hospital y el de Fontaneira. Al descender del Acebo hemos entrado en Galicia por la provincia de Lugo.




 


Llego a Cádavo hecho polvo por el recorrido y por el trancazo que llevo. Nada más llegar tengo un enfrentamiento verbal con una tontalaba (como la hubiera denominado mi padre) que no ha colocado su saco de dormir sobre la litera que va ocupar, como es norma usual, no escrita, en todos los albergues en estos cuatro Caminos que llevo recorridos. Cuando me dice dos veces seguidas con cierto retintín: “¡oiga caballero!”, como es natural...me tengo que callar, y buscarme uno de la parte de arriba, aunque un joven muy amable, que ha visto la discusión, me lo cambia por el suyo sin pedírselo.

Según como me encuentre mañana, igual llego a Lugo, facturo el lunes al rucio y me vuelvo p´a casa, porque además del trancazo también tengo problemas con una rozadura en el trasero, aunque esto parece que va mejor con una pomadita para bebés que me recetó ayer una simpática farmacéutica.


Donde hay generadores hay viento. Y donde hay viento está alto.

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